«En ti, la misma noche, el mismo vértigo». Christian Monginot (Francia)

 





2.7

 

Raíles giran, se elevan en el cielo,

se pierden en lo alto, detrás de las nubes,

abajo, la tierra es abigarrada, seductora, peligrosa;

Puedes nombrar, describir, calificar

casi todos los seres que van y vienen bajo el sol,

aquellos que te son indiferente, aquellos que te atraen.

aquellos que te inquietan, aquellos que te espantan, aquellos que te repugnan;

 

Incluso puedes intentar adivinar el nombre.

De estas chicas que andan por la playa en bicicleta,

pero permanece

en el último cajón del verano

un escalofrío anónimo, un vértigo que

por oscuras razones

la distribución de nombres parece haber olvidado;

 

¿Placer, dolor, una sensación más difusa?

es como sentir bajo tus pies una flagrante

ausencia de suelo,

es como ofrecer carne en este sin fondo que amarra

cada cosa a su reposo y este reposo

a la orgánica beatitud que contiene, en extremo,

el todo junto a flor de canto…

 

***

3.4

Los pasos se pierden en el bosque, también las palabras, las vidas,

aquello que comienza, aquello que termina se confunde,

aquello que querías decir

se evapora al mismo tiempo que las frases llegan a ti,

tú quisieras poder retener, fijar, al menos

una sombra, una nada, una bruma, pero tu deseo en sí mismo

ya es el deseo de otro;

 

Aquí está el momento que esperabas, el lugar

que querías alcanzar,

los avellanos lo confirman, el sol lo evidencia,

pero el placer que experimentas no es aquel

que tú soñabas

él te lleva a donde nunca has estado, él hace de ti

el turista extraviado de tus sentidos;

 

Este punto es una roca, esta coma una ola,

entre los dos tu fantasma se tambalea, se desvanece:

¿Lucidez, humildad, ubicuidad?

entre opacidades y transparencias, aprendes a pasarte

de camino, como a obedecer, aquello que ya no posee

más autoridad ni fuerza.

que la pluma de un pájaro.

 

***

 

 

 

3.6

Decir, el placer del bosque,

identificar, los actos en los cuales él se entrega,

descifrar, el eco por el cual se expande, se profundiza,

rodear, esta falta de centro, que es su motor,

medir, aquel punto donde el no sostiene más que estos juegos leves

a través de los cuales cada cosa se revela y se oculta

a todos los demás;

 

La hoja no olvida nada las raíces.

las raíces no olvidan nada del tronco,

el tronco no olvida nada del cielo hacia donde se alza,

el cielo no olvida la mirada en que se hunde,

comparten, en ti, la misma noche, el mismo vértigo.

El mismo fondo viviente donde se levantan y mueren

los soles y los dioses;

 

Estás absorto bajo las hojas de tu «laboratorio»,

impaciente por encontrar la «fórmula» y las modalidades.

de la «visión» más clara e irrefutable

la ecuación óptica de este «punto x» donde son equivalentes

el paraje y el anverso de estos bosques,

el interior y el exterior de tu oración,

la morada y el deambular de este cuerpo entregado al viento…

 

*

 

6.1

¿Existe realmente aquí?

¿Alguna cosa más que la nada?

lo bello en medio de ninguna parte donde tú has hecho

tu vida, tu lugar, tu morada

tu casa de aire y ecos.

tu palacio de mil y un insomnios,

¿Has encontrado el mínimo signo de un estremecimiento?

 

Al azar, abres tu buzón:

aquí hay un sobre,

que dudas en abrir, pero cedes

a la banalidad del hecho,

que siempre parece reconocer aquello que ignoras,

esto facilita el gesto esperado, la convicción.

de ser aquel que debe hacerlo;

Siempre hay un paso demás en el bosque,

una palabra demás en el sobre:

Aquel que te falta, aquel que te quiere otro,

el que separa al caminante del caminante,

el destinatario del destinatario,

lo banal de su banalidad,

en otro lugar transitorio, donde se inventa y se juega la vida verdadera…

 

***

 

 

 

 

 

 

 

 

Traducción del francés al español por Mariela Cordero

La traducción de estos poemas fue publicada en la Revista

“Primera Página” (México) el 10/01/2019 y el 11/01/2019

 

Christian Monginot (1947) es un poeta francés nacido en Béziers. De familia paterna es francesa y de familia materna italiano-croata. Vivió sus años de infancia en Rabat, Marruecos. Su profesión es psicólogo clínico. Ha publicado El espejo de las soledades, (2014) El dicho del horizonte (2015), Después de los días, (2017).

Comentarios

Entradas más populares de este blog

«El corazón con una pasión inexplicable » Hannie Rouweler (Países Bajos)

«A veces hice pactos con el cielo». Sungrye Han/ 한성례 韓成禮 (Corea del Sur)

«Las palabras que enterramos hablarán un día». Daniela Andonovska Trajkovska (Macedonia del Norte)